Los origenes del Tarot
Existen muy diversas opiniones acerca de los orígenes del Tarot. No obstante, varios autores serios, la mayoría de ellos dedicados a escribir acerca de temas de ocultismo, coinciden en que es probable que provenga del Antiguo Egipto ya que es en las paredes de algunos templos donde se han descubierto figuras o imágenes esculpidas o dibujadas, muy similares a las que aparecen en los 22 arcanos mayores. Muy frecuentemente, se relacionan estos 22 arcanos con el llamado «Libro de Toth», también llamado «Libro Simbólico» o «Libro de Oro», éste último nombre debido a que se cree que sus hojas estaban hechas de oro puro. Toth fue un importante dios que formaba parte del gran panteón egipcio dedicado a ser el escribano de los dioses, encargado de medir el tiempo y prever el futuro. Se le atribuía también la invención de los números y la escritura. Este dios, formaba parte de los juicios a la hora de la muerte, pues al ser el sabio escribano, manejaba por derecho y obligación, los libros de la Vida, del Destino, de las Almas y del Mundo. Es por este poder que era muy reverenciado en todo Egipto. Es posible que Toth fuera un gran hombre de la antigüedad convertido en dios por motivo de la sabiduría que demostró poseer, un hombre que tras el paso de los siglos trascendió como mito o dios. La civilización egipcia desarrollada bajo los Tolomeos identificó a Toth con Hermes, al que tenían por un antiguo rey de Egipto, inventor de todas las ciencias, cuyos secretos guardaba en libros místicos finalmente condensados en uno sólo, manual de las altas escuelas iniciáticas, de la magia, la astrología, la astronomía y de todo lo correspondiente al espíritu. Hermes Trismegisto dejó sus conocimientos en una tabla de esmeralda o «Tabla Esmeraldina» (como se la conoce en los medios ocultistas) que a fecha de hoy, aún no ha sido hallada aunque se decía que se hallaba en la tumba del propio H.T. Se afirma que dicha tabla contenía una colección de figuras cabalístas a través de las cuales se obtenían efectos mágicos. En la antigüedad, hombres como Platón o Pitágoras, tenían que estudiar ocultamente, ya que el pueblo no los habría entendido, de ahí la palabra «Ocultismo», que en sí, es una manera de ser, de pensar y de actuar, que se debía ocultar para no ser objeto de ironías e injurias.
El diseño de los naipes es variado, aunque existen diseños clásicos como el del Tarot de Marsella (final del siglo XVII) que ha servido como guía en la elaboración de las figuras y su simbología. También la baraja Rider-Waite.
Tarot de Visconti Sforza (Venecia) Marsella antiguo (Francia) Raider (1910 Londres)
Fue llevado a Europa a principio de la Edad Media por gitanos que se asentaron primero en Bohemia y luego se extendieron hacia el oeste por todo el continente, aposentándose en el sur de Francia, especialmente en la Camargue. En este lugar ha subsistido una iglesia, Sainte Marie de la Margue, destinada a los gitanos que anualmente realizan una peregrinación desde los todos los rincones apartados del mundo. Fue en ese lugar donde se originó el famoso Tarot de Marsella, popularizado por Court Gébelin en su obra «El mundo primitivo analizado y comparado con el mundo moderno», del año 1781, y en la que relaciona la cartomancia con la alquimia (palabra que proviene del árabe y que significa arte de Khem o Egipto), señalando que el Tarot constituye el último vestigio de las bibliotecas egipcias, siendo además una síntesis de sus obras más importantes. El origen de la palabra TAROT, para muchos viene de «torah» que en hebreo significa «la ley», para otros proviene de los vocablos latinos «rota», rueda u «orat», habla. La tesis más aceptada es que deriva de las palabras egipcias TAR, sendero, y RO, real; lo que explica el verdadero significado del juego, que se utiliza para encontrar un camino auténtico.
En su momento histórico aparecen varias doctrinas, entre ellas el gnosticismo, que se nutren de ideas de otras religiones y culturas, adoptando sus formas y ritos. Así, el Tarot pasó a reemplazar a los antiguos oráculos, basándose en ilustraciones atractivas para el pueblo, en su mayoría analfabeto. Algunos sectores del clero tuvieron gran importancia en el mantenimiento de estas prácticas, puesto que también se desarrolló en claustros religiosos, revistiéndolas de otro carácter y tratando de erradicar su uso en la vida cotidiana. El abate Constant, más conocido por Eliphas Lévi, sostiene que el Tarot es el mismo libro que la Biblia atribuye a Enoch, séptimo patriarca después de Adán; los egipcios, a Thoth y los griegos a Cadmus, fundador de Jerusalén.
Composición del Tarot:
El tarot está compuesto de 78 cartas, divididas en Arcanos mayores y menores. Arcano proviene del latín arcanum, que significa misterio o secreto.
Los Arcanos menores son 56 cartas dividas equitativamente en cuatro palos: espadas, copas, bastos y oros, como en labaraja española, pero con una ligera variación: cartas numeradas del As (1) al diez, más los personajes de la corte: Sota, Reina, Rey y Caballero.
El tarot de Marsella es el Tarot con el que principalmente trabajo, por su gran simbologia oculta, está relacionado con la cábala y con los cuatro elementos de la alquimia. Estos cuatro elementos son:
Bastos: corresponde al elemento fuego. Es acción, concreción, vitalidad, pasión, energía y actividad.
Copas: corresponde al elemento agua. Son las emociones, los sentimientos, el amor, el placer, los afectos, la familia, la pareja y las personas amadas.
Espadas: corresponde al elemento aire. Son los pensamientos, lo abstracto, los estudios, la razón, la comunicación y la expresión.
Oros: corresponde al elemento tierra. Son las posesiones y riquezas, el trabajo, la materia, la concreción y el dinero.